Cajón de sastre
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Re: Cajón de sastre
“Ya te pillaré Boris, tú espera y verás” pensaba Sigrid, sin disimularlo ni un poco en su expresión. Pero por muy basta que pudiese llegar a ser, no iba a sacarle aquellos temas delante del profesor de Runas Antiguas, que apenas acababan de conocerse.
-Sí, claro, menopausia... Ya deberías saber que hace por lo menos dos o tres décadas de eso. Yo la recuerdo ahí de siempre, y siempre con la misma cara de uva pasa amargada.Y seguro que cuando te echaba las maldiciones ni siquiera las decía en voz alta para no interrumpir el silencio de “este, el santuario de nuestra biblioteca”.
-Sí, claro, menopausia... Ya deberías saber que hace por lo menos dos o tres décadas de eso. Yo la recuerdo ahí de siempre, y siempre con la misma cara de uva pasa amargada.Y seguro que cuando te echaba las maldiciones ni siquiera las decía en voz alta para no interrumpir el silencio de “este, el santuario de nuestra biblioteca”.
Re: Cajón de sastre
Ediel rio suavemente ante la burda imitación de la profesora. Era curioso ver como, a su manera, no era el único al que no le afectaba el paso del tiempo.
-Si es cierto que es tan anacrónica, puede que con los años haya desarrollado cierto instinto para percibir el cambio... -contestó tranquilamente, conociendo datos impensables para otros-. Veo que la plantilla ha sido ampliamente renovada este año, yo inclusive, además de que la trastada de los niños ha supuesto un duro golpe para la escuela. Quizás la suma de todo sea la causa de su irritabilidad.
-Si es cierto que es tan anacrónica, puede que con los años haya desarrollado cierto instinto para percibir el cambio... -contestó tranquilamente, conociendo datos impensables para otros-. Veo que la plantilla ha sido ampliamente renovada este año, yo inclusive, además de que la trastada de los niños ha supuesto un duro golpe para la escuela. Quizás la suma de todo sea la causa de su irritabilidad.
Invitado- Invitado
Re: Cajón de sastre
-La verdad es que sí que es cierto que está siendo un año movidito. No llevamos ni tres meses y ya tenemos un problema con la asociación de padres y con los jefes de la sección masculina y femenina. -Boris suspiró con resignación mientras se quitaba las gafas para pasarles una gamuza mágica a los cristales. -En ese sentido, tengo demasiadas ganas de que todo esto acabe y castiguen a quienes tengan que castigar. Porque los alumnos se quejan, pero nosotros no estamos mejor...
Invitado- Invitado
Re: Cajón de sastre
-Seh… ¿Sabéis lo que odio de esta situación? Que parecemos putas niñeras –trataba de mantener la voz baja, pero le costaba mucho. Además, acostumbrada a dar clases al aire libre, lo suyo era gritar a pleno pulmón-. Sobretodo con los niños de sangre muggle, que todos quieren avisar a sus padres desde la centralita del pueblo… Con los chismes raros esos… Deberías acompañarlos tú, Boris, entra dentro de tus competencias. Cuando aparezca un basilisco por un váter ya me ocuparé yo.
Re: Cajón de sastre
En el momento en el que abrió la boca para pronunciar palabra, se hizo un oportuno silencio que dio lugar a una atmósfera inquietante. Con la suficiente atención, se podía reconocer en el silencio un sonido similar a unos pasos sigilosos pero ligeros que parecían acercarse, un sonido familiar para muchos pero no él.
-Ah... -Ediel cruzó miradas con sus compañeros, que por sus expresiones parecían reconocer aquel sonido. Al comprender lo que ocurría, Ediel sonrió con diversion, como si fuese el cómplice de un crimen-. Creo que alguien viene.
-Ah... -Ediel cruzó miradas con sus compañeros, que por sus expresiones parecían reconocer aquel sonido. Al comprender lo que ocurría, Ediel sonrió con diversion, como si fuese el cómplice de un crimen-. Creo que alguien viene.
Invitado- Invitado
Re: Cajón de sastre
La cara de Boris se descompuso por completo. El chiste de su compañera de claustro le hizo gracia, pero aquellas pisadas eran para él como una alarma de incendios que le indicaba lo que debía hacer.
Corre y no pares.
-¡Bueno, mejor me voy que tengo cosas por hacer! Ya hablamos de la vigilancia de los alumnos otra tarde, ¿vale, Sigrid? ¡Hasta luego, Natarov!
Y corrió sin mirar atrás. Un basilisco hambriento le daba menos miedo que encontrarse de nuevo con la cara de la Simian, con el especial cariño que ella le tenía a su persona...
Corre y no pares.
-¡Bueno, mejor me voy que tengo cosas por hacer! Ya hablamos de la vigilancia de los alumnos otra tarde, ¿vale, Sigrid? ¡Hasta luego, Natarov!
Y corrió sin mirar atrás. Un basilisco hambriento le daba menos miedo que encontrarse de nuevo con la cara de la Simian, con el especial cariño que ella le tenía a su persona...
Invitado- Invitado
Re: Cajón de sastre
-No hay problema, tío, en serio. Ediel, que te sea leve, ¿eh? Y si necesitas ayuda, secuestras a un par de alumnos, que para eso están. ¡Talúe! -respondió Sigrid con la misma prisa que el profesor de Estudios Muggles, con el cambio de que ella se iba en dirección contraria. No era nada bueno que los encontrasen en grupo después de todo.
Lo mejor era huir. Corriendo. Pero no en línea recta, mejor en zigzag.
Lo mejor era huir. Corriendo. Pero no en línea recta, mejor en zigzag.
Re: Cajón de sastre
En un visto y no visto, se había quedado completamente sólo, con la única compañía de las hojas viejas y el sigiloso paso que se hallaba peligrosamente cerca. Ediel volvió su atención a las estanterías y a su encomendada tarea con su habitual sonrisa, a la espera de la próxima visitante.
Unos pasos ligeros se detuvieron a su lado. La inhalación ronca de alguien que coge aire.
-¿Dónde están?
-¿Disculpe?
-¡Ese pies planos de Januitis y su amiguita la cabrera! -contestó una anciana de aspecto milenario con una voz áspera y chillona, delgada como un junco y encorvada sobre sí misma, cuya expresión podría desatar la furia de cien titanes. La afamada "Simian", con su particular vestido rosa de lunares-. ¡Se les podría escuchar desde la torre de Astronomía! Estaban aquí, ¿verdad?
-Se fueron hace escasos momentos, los pobres diablillos parecían alterados... -Ediel continuó con su tarea con fingida indiferencia. Dio con un libro bastante raído que había pasado por alto. Contuvo una suave risa.
-¿Parecían? ¡Estos niños siempre tienen razones para andar revueltos con sus gritos y sus hormonas! ¡Como los encuentre de nuevo en mi biblioteca, yo…!
Con un dedo en los labios, Ediel silenció cuidadosamente a la bibliotecaria, como quien susurra paz a un animal enfurecido.
-Siento interrumpirla, pero creo que está alzando demasiado la voz… –le reprobó con su medida cortesía y expresión afable. Encontró una expresión de orgullo herido entre las arrugas de la mujer. Prosiguió-. Y si no me equivoco, ahora estos “niños” forman parte de la respetable plantilla de este centro, por lo que tienen el mismo derecho que nosotros a acceder a esta sección del castillo, ¿no cree? Es una oportunidad espléndida para limar asperezas…
Observó el rostro indignado de la bibliotecaria, que tragó sus palabras en silencio. Callarla había sido demasiado fácil. Con una sonrisa de satisfacción, Ediel se inclinó para soltar aquel ejemplar roído en la caja. Pero para su sorpresa, durante la huida alguno de los profesores había movido la caja y todo su contenido había acabado patas arriba. No pudo más que alzar una ceja, con expresión divertida.
-Señora, siento mi descortesía y espero que pueda disculparme pero… ¿Cómo decía que se llamaba?
Unos pasos ligeros se detuvieron a su lado. La inhalación ronca de alguien que coge aire.
-¿Dónde están?
-¿Disculpe?
-¡Ese pies planos de Januitis y su amiguita la cabrera! -contestó una anciana de aspecto milenario con una voz áspera y chillona, delgada como un junco y encorvada sobre sí misma, cuya expresión podría desatar la furia de cien titanes. La afamada "Simian", con su particular vestido rosa de lunares-. ¡Se les podría escuchar desde la torre de Astronomía! Estaban aquí, ¿verdad?
-Se fueron hace escasos momentos, los pobres diablillos parecían alterados... -Ediel continuó con su tarea con fingida indiferencia. Dio con un libro bastante raído que había pasado por alto. Contuvo una suave risa.
-¿Parecían? ¡Estos niños siempre tienen razones para andar revueltos con sus gritos y sus hormonas! ¡Como los encuentre de nuevo en mi biblioteca, yo…!
Con un dedo en los labios, Ediel silenció cuidadosamente a la bibliotecaria, como quien susurra paz a un animal enfurecido.
-Siento interrumpirla, pero creo que está alzando demasiado la voz… –le reprobó con su medida cortesía y expresión afable. Encontró una expresión de orgullo herido entre las arrugas de la mujer. Prosiguió-. Y si no me equivoco, ahora estos “niños” forman parte de la respetable plantilla de este centro, por lo que tienen el mismo derecho que nosotros a acceder a esta sección del castillo, ¿no cree? Es una oportunidad espléndida para limar asperezas…
Observó el rostro indignado de la bibliotecaria, que tragó sus palabras en silencio. Callarla había sido demasiado fácil. Con una sonrisa de satisfacción, Ediel se inclinó para soltar aquel ejemplar roído en la caja. Pero para su sorpresa, durante la huida alguno de los profesores había movido la caja y todo su contenido había acabado patas arriba. No pudo más que alzar una ceja, con expresión divertida.
-Señora, siento mi descortesía y espero que pueda disculparme pero… ¿Cómo decía que se llamaba?
Invitado- Invitado
Página 2 de 2. • 1, 2
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
|
|