Frambuesa. Merengue. Números.

Malina entró a la biblioteca, al sitio acordado para encontrarse con el chico nuevo de su clase, Annkki Virtanen. Se metió un chicle de "explosión de frambuesa" en la boca para quitarse el aliento a tabaco. Aquella marca era su favorita, Czerłunek, y siempre andaba abastecida hasta los topes, al igual que de sus otros vicios.

Su cita con él en cuestión se debía a que habían caído juntos en un trabajo de clase de Aritmancia. Como el chico había llegado nuevo aquel año tampoco pudo conocerlo mejor, así que, pensó ella, era una buena ocasión para conocerlo. Y justo en ese momento se lo encontró ante sus ojos, allí de pie, completamente puntual y listo para recibirla.

"Joder, para una vez que quiero marcarme un tanto estando la primera, no me sale bien la cosa. Espero no darle mala impresión al chiquillo..."

Malina se plantó ante él esbozando una sonrisa y torciendo un poco la cabeza.

-Qué puntual. Espero no haberte hecho esperar mucho, Virtanen.

-¡Naah! Para nada, para nada.- Respondió el muchacho con una sonrisa algo nerviosa. Era el primer trabajo en grupo que iba a realizar en su nueva escuela y aquello lo llenaba de emoción al mismo tiempo que de una pequeña incertidumbre temerosa.- ¿Te parece si nos sentamos en esa mesa? Tendremos las estanterías de Aritmancia al lado.

Tras un leve asentimiento de la cabeza, su compañera de proyecto caminó por delante de él hasta situarse al lado de la mesa. Cuando se agachó para arreglarse las botas de su uniforme, el finlandés pudo percibir como el pliegue inferior de la falda se le había metido levemente en la ropa interior, dejando unas bonitas bragas blancas e impolutas estampadas de letras de diversos colores llamativos. Su frente se tornó de un rosa fuerte.

-Ah... Esto...- La chica se giró y lo miró con cara interrogante. Las palabras murieron en su boca.- ¡N-no es nada! ¿Te... Te parece bien que usemos este libro como referencia?- El muchacho extrajo de su mochila un tomo fino de portada desgastada.- Dicen que es de los mejores que tienen...

-Sí, está muy bien. -Malina miró a Annkki a los ojos. Tenía que reconocer que el chico tenía los ojos bonitos. La chica eligió un sitio donde sentarse y a su lado tomó asiento el finlandés. -Aquí estaremos bien. Esta hora es buena además. Procura no elevar mucho la voz que regañan a la mínima.

La polaca sacó su estuche, alineando cuidadosamente tres plumas cada una de un color, una bolsita de tela semitransparente con chicles y caramelos y unos cuantos rollos de pergamino.

-Dime, ¿se te da bien esto? -Malina apoyó su mejilla en la mano mirando fijamente al chico mientras se metía despreocupadamente un chicle en la boca.

-La verdad... es que no mucho.- Annkki meneó la cabeza dejando escapar una baja y breve risilla nerviosa mientras jugueteaba con su flequillo.- No es que sea malo pero me cuesta hacer las cuentas y a veces se me escapa algún número por ahí... Ya viste que el profesor me llamó la atención hace un par de días.

El muchacho, mientras hablaba, no pudo pensar en que le hacía gracia la forma que tenía su acompañante de mover los carrillos al masticar.

-Adivinación se me da bastante mejor... Pero si trabajamos en equipo, sacaremos buena nota, ya verás.- Le dijo con intención de animarla. Lo poco que sabía de Malina era que sus notas eran altas y que nunca causaba problemas así que supuso que aquella era la mejor manera de romper el hielo entre una chica como ella y alguien como él que apenas había tenido contacto con el sexo opuesto.

-¿Eres bueno en Adivinación? Pues mira, te voy a pedir que me eches un cable, porque no termino de cogerle el truco, la verdad...

Malina abrió su pergamino y lo puso junto al de su compañero. Sacó la libretita donde tenía anotado todo lo necesario para el trabajo. Le echó un ojillo a Annkki y tuvo que reconocer que le hizo gracia.

"Parece un peluchito. No me imagino a este niño con un ataque de hormonas." Se rió para sus adentros.

-Bueno... pero lo mejor sería hacer lo de Aritmancia primero.- Respondió sintiéndose halagado porque su acompañante le pidiera ayuda en una asignatura que a él tanto le gustaba.

Con cara de curiosidad, Annkki elevó el rostro y lo acercó hacia la libreta de Malina, mirando por encima las distintas tablas de cálculos que tenía y sus respectivas anotaciones a los lados.

-Ay... Creo que va a ser más difícil de lo que pensaba.- El olor a chicle de la chica le inundó la nariz con fuerza y el finlandés paladeó el aroma como si se tratara de un dulce.- ¿En serio entiendes eso?

-Para nada. -Se rió la chica. -Solo me aprendo un poco la dinámica para no suspender, pero no lo pillo bien.

Se cruzó de piernas y se aproximó a su compañero. Aunque sus muslos asomaban visiblemente por la postura en la que se encontraba, movía la pierna en un vaivén poco erótico y más bruto.

-No puedo creerme eso de que el destino está en los números. Lo veo más un juego para matar el tiempo que algo realmente útil, la verdad...

-¿Tu crees? Yo creo que sí es bastante útil...- Replicó el joven por lo bajo para evitar que la bibliotecaria les echara del lugar.- Los números son solo un medio para explicar el significado de las energías, como ponerle palabras a los sentimientos y cosas así. Es algo que no se puede tocar, pero está ahí y necesitamos algo con lo que poder explicarlo, ¿entiendes?

El muchacho, sin darse cuenta, comenzó a dejarse llevar por su fascinación por aquellas asignaturas.

-Aunque a mi me gusta más la radiestesia porque es tratar con las energías directamente, tenerlo en estado puro, ya sabes, la numerología es más precisa y por eso muy útil. Me encantaría saber quién se dio cuenta de que se podía leer el futuro con los números y cómo se sintió al saber que no podía leer el suyo propio. Ya sabes, por eso de que tu propia energía influye y no puedes ser objetivo y...

Annkki se percató de que la chica lo estaba mirando con intensidad, y sintiendo como la frente se le tornaba de un rosa fuerte similar al del chicle que ella estaba masticando, dejó a un lado su innecesario parloteo.

-Pe-perdón, mejor dejo de marearte...- Se disculpó con una voz baja y tímida.

-No me mareas. La verdad es que me has dado una explicación bastante chula, oye. -Dijo la chica mirándolo directamente a los ojos con la mejilla apoyada en su mano.

"Es bastante mono. Parece uno de esos muñecos de bebé, pero en movimiento y con cuerpo en condiciones."

-Pero oye, eso de la radiestesia, ¿se te da bien? ¿Por qué no me hablas un poco más de eso?

Algo más aliviado al ver que su compañera no reaccionaba de mala manera ante ese tipo de temas, Annkki volvió a esbozar una pequeña sonrisa y volvió a retomar el hilo de la conversación.

-Bueno, la radiestesia se me da bien. A veces busco cosas que ha perdido la gente de aquí a cambio de algo. Es algo que me gusta mucho desde que era un crío.- Inconscientemente, el muchacho se llevó al mano al pecho para acentuar el tacto de su péndulo contra su esternón.

-La radiestesia solo es leer las energías y saber entenderlas, es como aprender un idioma nuevo pero más fácil porque no hay palabras raras ni falsos amigos de esos.- El chico rió un poco más alto de lo habitual mientras cruzaba los brazos sobre la mesa para terminar apoyado sobre estos.- ¿A ti también te gusta este tipo de cosas?

-Más que interesarme, me despierta la curiosidad el que sabe manejarlas, porque no le encuentro la ciencia a ese tipo de cosas. -Malina se metió la punta de la pluma en la boca y comenzó a mordisquearla.

De repente Malina se acercó a Annkki de golpe, pegando sus labios a la rosada oreja del joven que sintió el cosquilleo de la respiración de su acompañante.

-Si se te da bien el rollo Adivinación... -Le susurró Malina amplificando el cosquilleo de Annkki. -... ¿Quiere decir que sabes hacer cartas de compatibilidad entre gente que conozcas?

Acto seguido, una risotadilla socarrona inundó los oídos del muchacho.

Aquel repentino acercamiento le causó un sofoco que poco tenía que ver con la temperatura del lugar en el que se encontraba. Por mucho que hubiese estado en escuelas mixtas, no era muy diestro a la hora de relacionarse con el otro género.

-Ah... Bueno, nunca he hecho una, pero seguramente...- Respondió algo cohibido mientras intentaba marcar un poco de espacio.- No debe ser difícil si sé la fecha de nacimiento de la persona... ¿Acaso...?- Annkki dudó unos segundos mientras retorcía sus dedos en un gesto lleno de candidez y vergüenza.- ¿Acaso tú... quieres ver si eres... compatible con alguien?

La risotada de Malina casi le rompe por el susto y la cercanía los tímpanos al pobre Annkki, que se alejó para poner a salvo sus pobres oídos. La chica al percatarse de lo ocurrido, aun con la risilla floja, se disculpó con su compañero.

-Lo siento mucho, lo siento. Me ha dado la risa tonta. En realidad era para ver cómo iba la cosa y cotillear un poco, ¿te parece?

-Am... Vale, supongo.

Su compañera estaba resultando mucho más bruta y expresiva de lo que se había esperado en un principio. Se había hecho la imagen mental de que Malina era un estudiante buena, seria y tranquila así que verla reírse de aquella manera tan escandalosa y esa forma de gesticular tan dejada le había pillado desprevenido.

-"Aunque yo no sé si es solo ella o todas las chicas suelen ser así..."- Pensó el finlandés mientras se apartaba un mechón de pelo de la cara, colocándolo detrás de su pequeña y grácil oreja. Luego sacó un trozo de papel y su pluma de tinta automática color rosa.- ¿Sabes sus nombres, apellidos, fecha, lugar y hora en la que nacieron?- Preguntó con una sonrisa decidida.

Iba a ser la primera vez que iba a probar ha hacer una carta astral semejante y se moría de ganas por comprobar su propia habilidad.

-Pues mira... -Una ligera sonrisita pérfida cruzó la cara de Malina. -Pones 2 de Junio en Cracovia a las 18:15... y tus datos, ¿qué te parece?

Y la sangre demostró que podía refluir con tanta intensidad en su rostro que sintió como si su cabeza acabara de transformarse en una máquina de vapor.

-¿Y-y-y-y-yo? ¿Po-por qué?- Preguntó de forma inconsciente. ¿Era una indirecta? No podía ser, él no era popular entre las chicas. Esa chica no podía estar por él. No. No podía. Nooooo...- Ah, v-vale, lo dices por pro-probar, ¿no?

Con una sonrisa nerviosa y la frente ardiéndole, Annkki escribió sus datos en el papel.

-Y-y-y-y-y... los otros datos son...

-Malina Strauss.  -Sonrió la chica. -Claro que lo digo por probar... Una vez sepamos como va esto en serio, yo me encargaré de encontrar alguna pareja jugosa para ver si sí o si no...

Rodeó el hombro de Annkki con su brazo, mirando atentamente los procedimientos del chico para realizar aquello, con sumo interés.

Mientras el joven realizaba las cuentas necesarias y hacía un veloz dibujo de una carta astral bastante ridícula a primera vista, Annkki sentía que le iba a dar un colapso de un momento a otro.

-"Es para probar, solo por probar..."- Se decía a sí mismo una y otra vez mientras realizaba líneas rectas dentro de aquellos círculos que los representaban a ambos. Tras unos tensos minutos, el muchacho terminó pero se quedó mirando las hojas con aire dubitativo.- Mmm... Malina, ¿me puedes... hacer un favor? ¿Puedes buscarme la página que habla de la influencia de Saturno en el libro? Aunque sea de Aritmancia, me sirve...

-Aunque tengas cara de merengue no te asustan un puñado de números, por lo que veo... -Soltó la chica de ojos verdes una vez le hubo echado un vistazo a lo que su compañero le había dicho.

Malina le entregó el libro por la página indicada, sin quitarle ojo de encima. Lo analizada de punta a punta, divertida por su semblante y rostro infantilón. No pudo evitar en pensar cosas sucias entre él y otro chico del mismo curso, Ľudovít Svätopluk, que poseía un rostro de muñeco de época que asustaba.

"El pepón y el muñequito dándose mimitos."

Annkki, bastante cohibido por el repentino cambio de carácter de la chica con respecto a él, cogió el libro con la vista levemente desviada hacia abajo y echó un vistazo rápido al contenido, adaptando los datos que le daban a los resultados de aquellas cartas.

-Bueno... Ya está.- Dijo el finlandés intentando no tomarse mal el mote de merengue, aunque no sabía bien si era un mote divertido o no.- Pues nuestra compatibilidad es... prácticamente nula.- Aclaró al fin tras dedicare una mirada veloz a la chica ya que no tenía ni idea de cómo iba a reaccionar ante aquellos resultados tan apabullantes.- Los números apenas coinciden y la influencia de algunos planetas en tu signo son muy negativas. Creo que se le suele llamar "relación nociva"...

-¿Nociva? -Malina agarró de la cara con suavidad a Annkki apretándole las mejillas hasta ponerle una mueca. -Y yo que pensaba que esas eran las más divertidas...

Durante un instante los ojos de la chica se volvieron turbios y afilados, pero enseguida recuperó la compostura y soltó a su compañero.

"Asustar a chicos tan bonitos como este no está nada bien. Qué zorra que soy... Ju ju ju..."

-Ha sido muy lucrativo, Annkki. Me has demostrado que eres un genio. Nada que ver con Lewansowski, que mucho estar pirrada con Adivinación pero no se le da ni la mitad de bien que a ti...

-¿¿Eh?? No, no es verdad. No se me da tan bien...- Dijo Annkki, intentando convencerla de que aquello no era tan difícil ni tan elogiable, como solía ser lo habitual.- Además, seguro que a Lewansowski se le daría mejor si dejara de coleccionar tantos collares raros...

El finlandés se revolvió algo incómodo en su sitio antes de volver a hablar.

-¿Por qué... querías que adivinara esto? ¿No te ofende pensar que, si lo he hecho bien, que esto...- El muchacho señaló a la hoja en la que había llevado a cabo los cálculos.- ...diga que las relaciones que tienes puedan ser malas?

-No tengo problema con eso, la verdad. -Se encogió de hombros Malina. -De hecho es probable que me saques que todas mis relaciones van a ser malas. Eso demuestra que aparte de ser bueno en eso eres honesto en tus diagnósticos, y eso me gusta.

Sin darle más importancia cogió las hojas de cálculos de Annkki y las miró con atención. La casi ilegible letra del finlandés y aquellos esquemas cutres desde luego que no daban la apariencia de ser algo muy "profesional", pero la habilidad del joven saltaba a la vista.

-Fíjate que con esos garabatos cualquiera pensaría que no tienes idea de lo que haces. Yo soy de las que piensan que cuando algo está muy adornado hay más probabilidades de que sea un fraude. Quizás por eso me vaya tan mal en las relaciones. -Se rió despreocupadamente.

-Bueno, no debe ser para tanto, ¿no?- Dijo en adolescente sin saber bien por dónde enfocar la conversación ya que no estaba habituado a hablar de esos temas y muchos menos con una chica tan extraña como ella.- Será que nuestras energías son incompatibles, pero eso no quiere decir que tengas que llevarte mal con todo el mundo. Al fin y al cabo el futuro siempre puede cambiarse...

El muchacho le dedicó una sonrisa cordial.

-Cuando te eches novia va a ser muy afortunada. -Malina le guiño un ojo a Annkki.

Acto seguido, como acordándose de algo, lo agarró de la muñeca para que centrase su atención en ella antes de que tuviera tiempo de ruborizarse.

-¿Te importa si te pido otra de esas? Esta vez no como un juego sino de verdad. Te pagaré si me haces el favor...