Si te resbalas, sigue bailando

Un par de empujones poco femeninos e inesperados de un cuerpo tan pequeño bastaron para abrirse paso entre el gentío hasta la improvisada pista de baile del salón, sin haber soltado la mano de su compañero en ningún instante. Heller se detuvo observó el panorama vagamente decepcionado, pues no eran tantos los que bailaban: algunas parejitas acarameladas e individuos salpicados por aquí y allá. Para nada lo que él esperaba.

"La noche acaba de empezar, supongo que la cosa se irá animando..."

Aunque la música no ayudaba, sosa y aburrida para su gusto. Suspiro.

"Y a quién fuera al que se le ocurrió poner a esas bestias cantantes, debería arrancarle la yugular y metérsela en la boca e esos bichos para..."

-Bueno... -se giró hacia su pareja, prefiriendo dejar a un lado sus amenazas imaginarias-. Espero que sepas llevarme -dijo con su voz más dulce y una bonita reverencia. Al fin y al cabo estaba ahí para divertirse y no para criticar la decoración del lugar.

Aaron esbozó una sonrisa mientras le dedicaba una reverencia a su acompañante. Una vez erguido, se acercó hasta la desconocida y rodeó su cintura con una mano mientras que la otra se apoyó en su espalda. Normalmente él no era tan lanzado, pero tenía ganas de diversión... y de estar con una chica que reaccionara mínimamente ante él como si fuera un chico más.

-"Al fin y al cabo, creo que me está tirando los trastos."- Pensó el ucraniano sin poder evitar recordar sus antiguas reuniones en los dormitorios masculinos en los que todos sus amigos, y él mismo, contaban sus distintas batallitas con otras chicas.- Puedo llevarte todo lo que quieras, pero luego no lo uses como excusa de que soy un acosador o algo parecido. "Por muchas ganas que e tengas a su cuerpo y su yugular, Aaron..."

Heller tuvo que reprimir una carcajada que probablemente hubiese parecido ofensiva,la cual  que vino a ser sustituida por risilla más delicada. No se reía del chico, sino del comentario inesperado y de la situación en la que se encontraba: si el chaval supiera, no sujetaría a esta "chica" con tantas ganas.

-Mientras no me des razones, no veo de qué preocuparse -le respondió sonriente, aun sabiendo que la máscara ocultaba su expresión. Colocó las manitas sobre los hombros de su acompañante y tamborileó los dedos sobre estos. Dio un par de pasos-. ¿Vamos?

El ucraniano rodeó la cintura de la joven con sus manos y comenzó a moverse al ritmo de la música. Era una melodía aburrida y algo lenta, la excusa perfecta para que las parejas pudieran meterse mano hasta que se desintegraran las palmas si querían, pero lo último que deseaba Aaron es que su ahora acompañante se enzarpara con él, mantuvo sus extremidades estratégicamente colocadas donde no se debiera sentir como un exceso de confianzas.

-"No tiene cintura apenas... Si hasta parece más pequeña de lo que debería ser..."- Pensaba el prefecto para sus adentros.- "Siempre están los que quieren colarse, pero que lo logren es otra cosa. ¿Y si esta resulta ser una cría y cojo fama de pederasta?"

Al estar tan pendiente de sus cosas, al final acabó tropezando y cayendo sobre su acompañante, con la suerte (o no tan suerte) de acabar él con una mano apoyada en la pared y la otra rodeando el cuerpo de la "inocente" hada.

-Que peligro...- Le susurró al oído con voz grave.- Creo que no soy bueno bailando...

Heller se quedó paralizado ante aquel desafortunado (al menos para él) giro de los acontecimientos. Sintió bullir una mezcla de temor y rabia que le encendió la cara, por suerte oculta bajo la máscara. Fueron unos segundos eternos en los que tuvo que convencerse a sí mismo de que había sido un simple tropezón y no una excusa para manosearse, aunque la mano que rodeaba su cintura sugiriese lo contrario. El susurro de aquel chico no mejoraba la situación. Lo sintió como un escalofrío.

Se sentía cercado contra esa pared. Necesitaba espacio.

-Bueno, si es así... -dijo controlando la fuerza con la que intentaba apartar a su acompañante. Tuvo que resistir el impulso de darle un empujón o soltarle un gancho- ...creo que no ha sido muy brillante esto de sacarme a bailar -añadió una risilla nerviosa para quitarle hierro al asunto.

"Tampoco ha sido muy brillante esto de venir vestido de niña, Heller. Eres un autéeeentico genio."

Parecía asustada. Acongojada. Atemorizada... pero no por la condición del ucraniano. Aquella reacción defensiva pero encubierta le había hecho saltar la voz de alarma. Su teoría de estar ante una menor tomó más realidad de la que debería y su moral le instaba a tomar cartas en el asunto. Sin embargo, estaban en una fiesta, y organizar un numerito para sacarla de allí iba a causar estragos en el evento que tanto les había costado, sobretodo a él y a Evans, organizar y montar.

-"Además, puede ser que me equivoque..."- Recapacitó. Una idea surgió en su mente. No era algo que él soliera hacer, pero si estaba ante una "polizona", iba a dejarla contra las cuerdas.- Me temo que has topado con un torpón, pero que sea malo con los pies no significa que lo sea también con las manos.- Aaron volvió a acercarse al hada con las manos a la espalda, como si ocultara algo entre ellas, aunque lo único que traía entre sus palmas eran fingidas malas intenciones.- Si no te gusta bailar, podemos dar una vuelta ahí detrás...- Pegó los labios a la oreja de su acompañante mientras hablaba y apoyaba una mano en su fino hombro.

"Oh, mierda."

No le gustó ni su tono, ni sus gestos. No podía creer que casi acabara de llegar y ya estuviese metido en un enredo como tal. Esas insinuaciones y la proximidad entre ambos lo estaba alarmando. Los temblores fueron inminentes.

-No he dicho... -se alejó como mejor le fue posible, en el poco espacio que quedaba entre él y la pared.- ...que no me guste -agarró la mano del chico con pudor y la apartó con poco cuidado de su hombro descubierto, casi con asco-. Si no que... Emmm...

"Oh, mierda, oh, mierda, OH, MIERDA."

Aquel era el momento adecuado para rehusar con educación de las propuestas indecorosas de su acompañante. No obstante, los pensamientos de Heller de atropellaban y las ideas no surgían. La situación lo presionaba y no podía pensar con claridad.

Lo estaba logrando, y una pequeña sonrisa victoriosa asomó en sus pálidos labios dejando ver entre ellos aquel brillo que denotaban unos colmillos más desarrollados de lo normal. La chica temblaba. Le tenía miedo. Perfecto. Solo había que presionarla un poco más.

-¿Cuantos años tienes, preciosa?- Aaron se acercó aún mas a la oreja de ella hasta que su boca rozó el lóbulo. Sus brazos, más fuertes que los de un humano corriente, rodearon la cintura de su acompañante provocándole un sobresalto que casi le hizo reír. Posteriormente, le dijo con voz más seria.- No deberías jugar a juegos que se te hacen grandes, ¿sabes?

Las últimas palabras de aquel chico que lo aprisionaba fueron la chispa que encendió la mecha, como si hubieran juntado los cables equivocados de una bomba.  Su angustioso pavor fue sepultado por una creciente rabia de nudillos apretados. Una acusación falsa, ¡una mala imagen! Portarse con simpatía para que te tomen como una pelandusca. Tendría que haber adivinado con antelación que en una fiesta como tal era sólo un pretexto para dejar correr a las revoltosas hormonas adolescentes y que una "chica" como ella sólo sería otra carnaza para las bestias.

Eso ya fue el colmo.

-¿Perdona?... ¿PERDONA? -la voz de Heller se descontrolaba, chillándole a su acompañante en pleno tímpano-. ¿Quién está jugando a qué, pedazo de chusma? ¿Qué pasa? ¿Qué porque una niña mona te hable bien ya tiene que tener intenciones de folleteo? Como suponía los de esta fiesta no pensáis más allá, ¿hm? -se señaló la sien con su fino dedo-. Pandilla de subnormaloides hormonados.

El vocerío, las injurias y los gestos no se correspondían en absoluto al bonito traje colorido ni a la máscara de dulce sonrisa de la sílfide.

-Vas a soltarme, ¿verdad que sí?

Abrió los ojos hasta un punto cómico, pero el llevar medio rostro oculto por la máscara logró que su cara pareciera todo un poema. Las palabras de aquella "inocente, bonita y dulce hada" le habían sentado como una bofetada. ¿Acababa de llamarle subnormaloide hormonado?

Primero tuvo tentaciones de seguir con aquella burda presión, luego pasó a un leve enfado provocado por la forma tan rápida en la que la susodicha lo había jugado, y aquel cúmulo de emociones derivó a lo que, probablemente, fuera la peor respuesta por su parte: comenzó a partirse el culo.

-Ayay,mi tripa...- Espetó el vampiro llevándose una de sus enguantadas manos al vientre. Al parecer, en su condición todavía podía sufrir de flatos.- Joder, perdona, no esperaba... que fueras a insultarme así.- Una vez consiguió recuperar la compostura, se alejó un par de pasos de su acompañante mientras le dedicaba una sonrisa socarrona llena de superioridad.- Vale, ya te he dejado libre, pero deja que te diga algo, niña... Si yo fuera otro, ahora mismo lo único que te quedaría limpio sería tu traje, y eso con mucha suerte...- Su voz se endureció considerablemente. No era algo personal, pero creyó necesario dejar un par de cosas.- Si no te gustan las hormonas revueltas, no vayas a una fiesta dónde sabes lo que te vas a encontrar. Yendo de puntillas te vas a caer de boca...

Si no hubiese sido por la máscara, Heller le hubiese ofrecido a su acompañante una de sus mejores expresiones de incredulidad, mezclada con ingentes cantidades de desdén. ¿Había montado todo ese numerito para darle una lección de supuesta "moral"? ¿A ÉL? ¡Eso era absurdo!

-Bueno, bueno, ¡perdona, Superman! -dijo Heller con cinismo, levantando las manos teatralmente-. ¡Gracias por el consejo! Supongo que ahora me toca encerrarme en mi habitación sin derecho a diversión sólo porque esta gente no tiene de esto... ¿Cómo se llamaba?... Oh, ¿MODALES QUIZÁS? -al chillar, se le escapó un gallo chirriante al que no le dio importancia-. ¡Siento darte tantos problemas!

Cruzó los brazos. Puede que estuviese llevando aquello más allá de lo convenido, pero no estaba dispuesto a retractarse de sus palabras ni a abandonar aquel lugar. Aquello ya era algo personal.

Arrugó la nariz a la par que entornaba los ojos en un movimiento circular. Lo único que él quería es que la fiesta saliera bien y que no hubiera demasiados sobresaltos, y aquella chica de edad dudosa y de una repulsión extrema a ese tipo de fiestas le estaba llevando de cabeza.

-Mira, niña...- Normalmente no hablaba de mala manera a nadie, pero la "hadita" estaba empezando a sacarle de sus casillas.- A mi no tienes que pedir perdón ni nada, ¿te enteras? Por tu bien espero que al menos tengas la edad permitida para estar aquí o yo mismo te echaré a patadas, ¿está claro?- Aaron desvió su atención a la pista de baile y tuvo la impresión de que algo raro pasaba... La fiesta se estaba desmadrando "demasiado" y "extremadamente deprisa"... Meneó la cabeza y volvió a dirigirse a su acompañante.- Haz lo que te de la gana pero más vale que te andes con ojo porque después pasa lo que pasa y ya no hay marcha atrás.

Y sin decir nada más, salió de la estancia hacia la sala principal con el fin de comprobar qué estaba pasando realmente y si sus sospechas eran una mera paranoia o no.