No te rías, por favor...

¿Cómo era posible? Las torres no estaban tan alejadas entre sí. Si hubiera tenido que ir desde su despacho hasta el bosque habría tenido sentido que se hubiera caído diez o incluso más veces, pero en aquel pequeño tramo resultaba muy humillante. Boris subía los escalones con todo el cuidado que podía ya que se había cansado de darse contra el suelo, y más cuando todas las veces que había ocurrido, sus papeles habían hecho una línea recta perfecta delante suya.

-"Así no me respetarán jamás... ¿Por qué tengo que ser tan torpe? Mamá, qué mal lo tuviste que hacer con papá para tenerme..."- pensaba el profesor de Estudios Muggles haciendo malabarismo con sus carpetas, aquellas cosas rectangulares con una tira elástica que usaban los muggles para guardar sus papeles del mismo formato.

Cuando al fin llegó al despacho de su compañero, dejó escapar un suspiro de alivio. En su vida un trecho semejante se le había hecho tan largo. Se recolocó, se peinó levemente con las manos y llamó a la puerta. Al hacerlo, se percató de la cantidad de vendas y tiritas que tenía en los dedos así que, en un acto inconsciente, intentó esconder las manos en su espalda con tan mala suerte que se le cayó la carpeta, desperdigando su contenido. Se agachó justo cuando la puerta se abrió y sintió su cara enrojecer cuando vio la expresión de desconcierto del profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

-E-esto... Yo... Se me cayó...- Aclaró con la cara tan roja que parecía que tuviera fiebre. No le hubiera extrañado que su compañero le hubiera tomado por un demente, o eso, o que tenía una extraña fijación por andar a gatas.

- Si me permite ayudarle... - dijo Michael, dejando atrás su sorpresa inicial al ver a su compañero agachado en el suelo.

Con un movimiento de su varita, los papeles desperdigados se ordenaron en un solo montón, que el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras le entregó a su compañero de oficio tras echarle una mano para ponerse de pie.

- Muchas gracias, no tenía por qué...

- No se preocupe, profesor Januitis. - el albino sostuvo la puerta de su despacho para el otro pasara. - Discúlpeme pero aún no he terminado de ordenar todas mis pertenencias, así que tal vez debería tener cuidado...

Tal cual pronunció aquellas palabras, el pie derecho de Boris dio directo contra el baúl del profesor de Defensa. Se inclinó peligrosamente hacia delante pero gracias a la intervención de su acompañante, quien le agarró fuertemente de un brazo, evitó darse en la cabeza con un chivatoscopio que había sobre la silla más cercana a él.

¡Ayayayayayayay!- Gimoteó el moreno. Su compañero le había librado de abrirse la cabeza contra la silla, pero estaba seguro que la uña del dedo gordo del pie no había tenido tanta suerte.- Lo siento... Ay, perdón.

-¿Se encuentra usted bien?

-Ay, sí... Solo es el dedo.- Dijo el moreno mientras se sentaba en la silla y depositaba sus papeles a un lado de la mesa. Al menos sentado tenía la certeza de no partirse la crisma.- Gracias por buscarme un hueco, profesor Triggs. ¿Ya se ha puesto al día de todo?

- Sí, podría decirse que sí. Estaba revisando la programación de sexto antes de que llamara, pero no se preocupe...- dijo Michael, apartando algunos de sus papeles de la mesa. - La charla de antes me resolvió más de una duda.

Y le había creado otras tantas, aunque algunas tuvieran poco que ver con la enseñanza y su puesto en la escuela. Sin embargo, ya en su despacho, había concluido que sería mejor guardarse las preguntas indiscretas.

"Sólo traería problemas..."

- Así que... ¿podría saber cuál es el motivo de su visita? - preguntó el albino, preparando dos tazas de té antes de sentarse frente al profesor Januitis.

Boris dejó escapar una risilla tan despreocupada que daba completamente la impresión de que se tratara de un alumno más crecido de la cuenta, alejándose completamente de la imagen que debía dar un profesor en aquel centro educativo.

-Para empezar, la subdirectora me ha pedido que le trajera los datos de la señorita Cecky ya que piensa que le será muy útil a la hora de tratar con ella. Supongo que ya le habrán enseñado el hechizo, ¿no?

-Pues, si le digo la verdad, no tengo muy claro sobre qué me está hablando, profesor Januitis.
- Ante la respuesta de Michael, la sonrisa boba de Boris se borró de su rostro por completo para pasar a una expresión llena de perplejidad. El albino no pudo reprimir la idea de que ese hombre tenía una cara excesivamente espresiva: era como un libro abierto.

-¡No me diga! No me lo creo... ¿La subdirectora se ha olvidado de algo así?- Respondió mientras se subía la gafas que se le habían resbalado levemente por su nariz respingona y entornaba los ojos con confusión. Luego agitó la cabeza, como quitándole importancia, y retomó el tema del que estaban hablando.- Bueno, se trata de un simple hechizo de aviso, lo saben hacer hasta los de primero. Solamente debe pensar en el celador cuando lo haga y esté vendrá para llevarse a la chica. Tome.
- Le tendió un pergamino a su acompañante quien lo cogió y comenzó a echarle un vistazo rápido.- Léalo con detenimiento. Si tiene cualquier duda, pregunte.

Leyó con atención el pergamino que le había entregado el profesor Januitis, memorizando el hechizo que servía para avisar de las "réplicas" que sufría la joven. Tendría que tener especial cuidado en sus clases, pues al ser de mayor contacto que otras, habría más probabilidades de que ocurriese.

- Le agradezco que me haya informado del estado de la señorita Cecky. - dijo Michael, dejando el pergamino junto a otros documentos. - Haré lo posible para que no se produzca ningún accidente...

En aquella escuela parecían querer integrar todo tipo de alumnos, aunque no habría sabido posicionarse en ese asunto, al no haber enseñado nunca a más de dos o tres chicos al mismo tiempo y al no conocer a fondo el sistema que adoptaba ese lugar.
El albino tomó un sorbo de té antes de continuar. Estaba casi seguro de que su compañero no había venido tan sólo por ese asunto.

- Y supongo que, corríjame si me equivoco, esto no es lo que único que quería comunicarme, ¿cierto?

-Bueno, la verdad es que sí.- Boris le dedicó una sonrisa amplia a su acompañante. Lo cierto es que esperaba un poco más de recelo por parte del profesor de Defensa, tanto por su origen como por las habladurías constantes sobre los ingleses y su carácter estirado y cerrado.

-Bueno, usted dirá.

-Em... a ver cómo se lo explico.- Al moreno se le escapó una risilla estúpida mientras abría la carpeta y buscaba en su interior con insistencia.- Es que me gustaría llevar adelante un proyecto que creo que sería muy útil para los alumnos. Son temas que no solemos tratar, pero en un año que llevo dando clases ya me he enterado de cosas bastante preocupantes y,  bueno, me gustaría saber su opinión al respecto.

El profesor de estudios muggles le tendió un portafolio a su acompañante quien lo cogió con tranquilidad. Este no pudo reprimir un deje de sorpresa cuando leyó el titular de dicho proyecto:

"EDUCACIÓN SEXUAL"

Michael releyó el titular, perplejo. Jamás habría pensado que lo que el profesor Januitis quería discutir con él era algo parecido. Ni tampoco que fuese realmente necesario dar esas charlas en ese tipo de escuelas, ni se le había pasado por la cabeza.
Aún así, la idea no parecía tan descabellada, y más si el propio profesor decía que había motivos para ello, de modo que comenzó a hojear el informe, aunque fuera por mera curiosidad. Sin embargo, a medida que iba leyendo, recordaba el ambiente de la reunión de profesorado, que no parecía ser del todo tranquilo.
Dejó el informe por un momento, masajeándose el puente de la nariz mientras buscaba las palabras para formular su pregunta.

- Antes que nada, quiero dejar claro que no me parece una mala propuesta, pero... - el albino hizo una pausa, mirando directamente al profesor de Estudios Muggles. - ¿Es consciente de que es probable que tenga bastante poca aceptación? Tal vez no sea mi deber decirlo, ya que soy un recién llegado, pero esa es la impresión que he tenido...

Boris puso los ojos en blanco y luego desvió la mirada hacia su derecha en un gesto desdeñoso y algo molesto que resultaba extremadamente cómico en alguien que estaba a punto de entrar en la década de los 30.

-Sí, sé a lo que se refiere... Parece que se ha dado cuenta del tipo de enseñanza que se imparte, pero es que es ese tipo de enseñanza lo que causa esos... "altercados" que mas de una vez acaban mal.- El moreno se rascó la nuca con algo de nerviosismo aunque, en el fondo, le era un alivio que el profesor de Defensa se hubiera percatado por sí solo del ambiente que se respiraba. No le gustaba en absoluto tener que hablar mal de sus compañeros del claustro.- Seguro que la subdirectora se opone, y ni qué decir del profesor von Gottlieb ya que todo lo que venga de mí está mal...

De pronto, el profesor de Estudios Muggles se sonrojó hasta que las orejas se le pusieron coloradas y pareció encogerse en su sitio, levemente avergonzado de lo que acababa de decir.

-B-b-bueno, entonces supongo que... puedo contar con su apoyo, ¿verdad? Si no está muy seguro, puede quedarse con la propuesta y leerla tranquilo. Así también podría proponerme alguna idea o algo a lo que debamos darle más atención.

- Claro, intentaré ayudarle en lo que pueda. - contestó Michael, guardando la propuesta en uno de los cajones de su mesa. - Aunque repito, creo que es un tema bastante delicado...

Y ya el profesor Januitis le había confirmado que, entre los que se opondrían, estaría la subdirectora, que sería capaz de convencer al resto del profesorado si fuese necesario. En cuanto a Von Gottlieb, no entendía del todo por qué tal oposición hacia su compañero de claustro.

- Y discúlpeme si la pregunta no tiene relación con esto, pero... - empezó el albino mientras ponía en fila los objetos esparcidos sobre la mesa. - ¿Usted estudió aquí?

-¡Ah! Lo dice porque no le pude responder en la reunión, ¿verdad?. Pues sí, estudié aquí mismo hace años. ¿A qué es curioso?- Boris dejó escapar una risilla tontorrona pero sincera y espontánea.- Mis estudios básicos los hice en esta misma escuela, luego hice los estudios post-obligatorios y he estado haciendo prácticas hasta el año pasado, que comencé aquí.- Mientras hablaba, el lituano gesticulaba de forma exagerada y animada, dando la impresión de que disfrutaba de la conversación aunque esta fuera completamente irrelevante.

Tan entusiasmado estaba que no se percató de que agitaba su mano con tanta espontaneidad que terminó dándole un golpe a la tetera. Esta volcó, derramando todo su contenido sobre la mesa del profesor de Defensa quien tuvo que echarse hacia atrás para que el té hirviendo no acabara empapando sus pantalones. Fue una pena que las cosas y demás documentos que estaban sobre esta no corrieran la misma suerte.

La cara de Boris, en aquel instante, tan roja y con una mueca típica de una película de terror, era digna de ser inmortalizada.

-L-l-l-l-l-lo siento...

Durante unos segundos contempló inmóvil cómo sus libros y documentos se empapaban, hasta que reaccionó, lanzando un hechizo para secar el líquido. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.
El profesor de Defensa contra las Artes Oscuras cogió alguno de los papeles, todavía con la esperanza de haber llegado a tiempo, pero, en unos más que otros, la tinta se había corrido, dejando nada más que manchas en algunos casos.

- Mierda... - soltó Michael por lo bajo, olvidándose por un momento de su visitante. Comenzó a pellizcarse el entrecejo, intentando buscar una solución a aquello.

- L-L-Lo siento, de veras, n-no pretendía...

- No se preocupe, un error lo comete cualquiera... - se apresuró a decir, dejando todo de nuevo en la mesa y mirando al profesor de Estudios Muggles. -  Y discúlpeme a mí por la grosería, espero no se haya ofendido...

-¿Eh? ¿Pero por qué piensa que me ha ofendido?- La cara de perplejidad del lituano aclaraba que se dirigía a él con una sinceridad tan amplia que desconcertaba. Boris volvió a dirigir su atención a la mesa, volvió a ponerse rojo y desvió la mirada llena de profundo arrepentimiento e incomodidad.- Siento mucho la que he liado. Le compensaré de alguna forma...

-Tranquilícese, solo fue un accidente.

-Ah, ¿y usted y el profesor Durkheim se conocen desde hace mucho? Tiene un nombre de pila muy peculiar.- Espetó el moreno con el fin de cambiar de tema y dejar de maldecirse a sí mismo por tener menos manejo de sus extremidades que un pulpo con epilepsia.

- ¿Nombre de pila?

Nos vamos, Riff.

A eso debía referirse, a cuando Damien le había llamado por ese nombre. Rara vez lo hacía en público y si ocurría, era para recordarle cuál era su lugar...

- Ah, ya, claro... - contestó rápidamente Michael, intentando disimular su aparente confusión. Era la primera vez que alguien se refería a ese nombre como "nombre de pila". -  Y bueno, sí, nos conocemos desde hace bastantes años, se podría decir que llevamos toda la vida juntos...

-Que bien. Que una relación dure tanto es una buena señal. Las amistades deben conservarse.- Dijo Boris con una sonrisa entrañable, pensando erróneamente que el tipo de relación que llevaban aquellos dos profesores ingleses era una profundad amistad fomentada con el paso de los años.- Entonces debe conocer bien al profesor Durkheim. A ver... Sé que es infantil que se lo pregunte a usted, pero... ¿cree que estaría de acuerdo con el proyecto que le he presentado? ¡No me malinterprete!- Exclamó de imprevisto como si temiera que su acompañante fuera a ofenderse por una pregunta semejante.- Es que, no sé bien por qué, pero parece que no le termino de caer bien.- El moreno dejó escapar un profundo suspiro lleno de desaliento.- Si no le he hecho nada, creo yo.

Casi se echó a reir con las palabras de su compañero. A pesar de ser ambos de edades muy cercanas, el profesor Januitis parecía tener la inocencia de un niño. ¿Estar Damien de acuerdo con ese proyecto? Probablemente no aceptaría ni aunque le pagaran por ello.

- No se preocupe por ello, es su reacción normal con la mayor parte de las personas... - explicó el inglés, intentando excusar a su "amigo", como lo habían definido hace unos minutos. - Y en cuanto al proyecto... me temo que no estaría demasiado a favor de él...

"Una forma bastante suave de decir que se opondrá tanto como suponemos que lo hará Von Gottlieb..."

- Y aunque intentara hablarle de los aspectos positivos, mi opinión vale más bien poco o nada en estas discusiones...

-Ah, tranquilícese, por favor. No pretendía que lo convenciera de nada.- Dijo el lituano algo más animado mientras se revolvía algo incómodo en su asiento más por el hecho de mantener las manos pegadas al cuerpo que otra cosa ya que era la única forma que conocía para no provocar más sucesos desagradables.- Por el carácter que parecía tener, ya supuse que no le gustaría mucho. Solo quería que me lo confirmara.

Boris se apartó un mechón de pelo rebelde del rostro con un soplido. A veces tenía tentaciones de cortarse el pelo, pero le gustaba mucho como le quedaba su peinado actual.

-Sin querer parecer cotilla... ¿Cómo es que no tiene aún un puesto fijo como profesor? ¿No le ha gustado ninguna escuela en especial? ¡Ah, claro!- Exclamó con sorpresa.-Seguro que ustedes dos estudiaron juntos y querían dar clases juntos, ¿no? Que bien, ojalá yo tuviera algún amigo así.

- En realidad no estudiamos juntos, entre nosotros hay cierta diferencia de edad... - explicó Michael, intentando no dar demasiados detalles. - Una vez terminados sus estudios, el profesor Durkheim y yo decidimos profundizar nuestros conocimientos sobre nuestras materias...

Estaba más que claro que, por muy bien que le cayese el profesor Januitis, ni se le pasaría por la cabeza contar que, en verdad, quien había insistido en que diesen clase en el mismo lugar había sido Damien, ni que la palabra "amigos" no era precisamente lo que los definía... Y la actitud del lituano era tan inocente que casi se sentía mal por ocultarle los hechos de aquella manera.

"No quiero ni saber lo que pensaría si lo supiera..."

-Vaya... Sí que deben gustarles mucho su asignatura.- Exclamó él risueño mientras le dedicaba una mirada rápida a su respectiva taza de té. Tenía sed desde hace rato, pero había preferido esperar a que su bebida se enfriara y, tras su maravillosa actuación con aquella pezuña que tenía por mano y la tetera no se atrevía a hacer el amago de beber. Sencillamente, esperaba que su acompañante no tomara aquella actitud como una ofensa.- Aunque les tuvo que ser difícil tal y como estuvieron las cosas por allí con el señor Tenebroso, ¿verdad? Aquí no fue tan grave, bueno, un poco peliagudo, pero eran más revueltas de los que pensaban que ese mago tenía razón que otra cosa.

Durante unos segundos, se mantuvo en silencio mirando su taza. Las preguntas que le formulaba el profesor Januitis carecían de malicia o segundas intenciones, pero estaban tocando temas personales de los que prefería no hablar. Y tal vez fuese por la costumbre, pero oírle decir "señor Tenebroso" le había provocado escalofríos.

- Debe de habérsele enfriado el té... - dijo Michael, levantándose de su asiento con la tetera vacía en una mano. - Y no se preocupe, correré el riesgo.

Boris parpadeó un par de veces sin entender bien lo que quería decir su acompañante con lo de que "correría el riesgo". Cuando al fin captó la mirada veloz que le dedicó el profesor de Defensa a su taza entendió a lo que se refería. Sintió la sangre agolpándose es su cabeza, enrojeciendo sus facciones hasta parecer que tenía fiebre. Con timidez, cogió la taza con ambas manos y le agradó la sensación del calor que transmitía aquella bebida entre sus dedos llenos de tiritas y vendas. El moreno se percató de una de las escasas miradas indiscretas de su acompañante y volvió a sentir una gran vergüenza.

-Debe pensar que me auto-mutilo o algo por el estilo.- Dijo intentando quitarle hierro a su torpeza aunque fuera algo que lo acomplejara bastante.

- Supongo que esa es la primera impresión... - respondió Michael, mientras preparaba una nueva infusión. - Pero creo que las dudas se despejan en pocos minutos...

Sin poder evitarlo, se le dibujó una sonrisa en los labios al recordar ambos encuentros con el profesor Januitis. Pero al ver el rubor de su compañero, se apresuró a disculparse. Probablemente aquello debía pesarle más de lo que pensaba.

- Perdóneme por mis palabras, no era mi intención...

-¡Ah, no, no me ha molestado! Solo es que, bueno... ya sabe, la torpeza no es precisamente una virtud.- A medida que hablaba iba sientiendo más vergüenza. Daba igual el tiempo que pasara y la de veces que intentara ir con más cuidado: siempre acababa haciendo el ridículo y teniendo accidentes con las cosas más inverosímiles.- No se preocupe tanto, de verdad. Parece que piensa que me voy a enfadar a la más mínima. Yo no soy el profesor von Gottlieb.

Ante aquel desliz, volvió a ponerse rojo y prefirió centrar su atención en la taza de té fría que tenía entre sus manos.

- Por favor, no se lo tome como algo personal, simplemente... - intentó explicarse el inglés ante la reacción de su compañero. - No quisiera provocar malentendidos después de tan poco tiempo en la escuela...

Con un hechizo, vació ambas tazas para servir el té recién preparado, dejando la tetera a una distancia prudencial del profesor Januitis. Sus papeles ya estaban arruinados, pero era mejor prevenir más accidentes.

- ¿Puedo preguntarle por qué escogió impartir la asignatura de Estudios Muggles? - preguntó Michael con curiosidad. - Por lo que sé, no son muchos los que se dedican a ello...

-Bah, es una asignatura interesante como cualquier otra. Lo que pasa es que tiene mala fama.- Le dijo aliviado de que su acompañante hubiera cambiado de tema. Hablar del profesor de transformaciones siempre acaba por ponerle en un apuro. Le dio un pequeño sorbo al té y, aunque él no fuera muy asiduo a las infusiones, le gustó bastante su sabor.- Bueno, yo soy mestizo. Quiero decir, que mi madre es muggle.

-Entonces no fue por necesidad o desconocimiento.

-No, no, para nada. Si le soy sincero...- Se dio cuenta de que estaba entrando en detalles personales, pero la presencia de su acompañante le provocaba seguridad. Al final decidió que tampoco era tan malo que hablara un poco más de lo habitual.- ...no me consideraba muy bueno en otras cosas. Quiero decir, siempre me gustó la idea de enseñar. Pienso que un profesor no debe ser un ente que inspire miedo sino respeto. Y, bueno... no creo que mi "destreza" me hubiera dejado ser profesor de otra cosa.