Solo alguien del montón...

-No, claro, tranquilo. Solo tiene que pedírmelo y se lo traeré cuando quiera.

Estaba muy complacida con toda aquella conversación. Consideró que era un buen momento para ser ella la que preguntase.

-¿Y cómo y cuándo nació todo su interés por el arte muggle?

-No sabría decirte, la verdad. Puede que te resulte raro, pero mi madre es de origen muggle así que entenderás que cosa de no saber nada del mundo no mágico no es. -Respondió Boris tras una breve pausa en la que buscó en sus recuerdos a partir de qué momento empezó a interesarse por esos temas. Quizás ya se estaba haciendo demasiado mayor y por eso no se acordaba. -Quizás venga por algún trauma infantil con las pinturas para dedos, ¿tú que crees? -Comentó entre risas.

-¿Pinturas para dedos? -Preguntó la chica arqueando ligeramente la cabeza.

Cierto era que ella era una apasionada del mundo muggle, y que se había echado amigos muggles a escondidas de los padres que la habían integrado en aquella forma de vida. Sin embargo, comprobaba cada vez que se daba la ocasión y con lástima que había muchas cosas que no conocía de aquel entorno por el hecho de no haber nacido de esa manera.

-¿Qué es pinturas para dedos? -Se sonrojó la chica.

Al profesor de Estudios Muggles se le quedó la cara descompuesta ante aquella pregunta. Tras unos segundos de silencio incómodo, el hombre se echó a reír mientras se giraba al lado opuesto de dónde se encontraba la alumna.

-¡Ay, perdona! No creas que me estoy riendo de ti, ¿vale? -Aclaró Boris con la voz entrecortada. -Se me ha pasado completamente, perdona. La pintura para dedos es simplemente pintura para críos, para que los niños se pringuen hasta las cejas si quieren sin peligro porque no es tóxico y muy fácil de lavar.

La chica no se sintió ofendida con aquella risa. Comprendió que como para él era algo tan "de cajón", dentro suya quizás no había concebido que otros no supiesen lo que aquello era.

-Ah, vale, es como los "dedos de colores" de aquí. ¿Ha jugado con ello alguna vez?

-No. Sé lo que son pero nunca los tuve. Supongo que porque querían que me acostumbrase a hacer las cosas "a lo muggle", como dicen muchos. -Boris meneó los dedos como si de un mimo se tratase.

-Pero vaya, no creo que mi interés por la pintura venga de ahí. Y si es así, a mi padre y a sus camisas no le hicieron gracia, te lo aseguro. -El profesor se dio cuenta de que estaba hablando demasiado a sí mismo así que intentó volver a centrarse. -Bueno, igualmente lo que hago no tiene mucho interés. Al contrario que tú, ya estoy mayor para aprender nada.

-A mí me interesa. -Dijo Malina. -Me interesa saber cómo se empezó a aficionar al arte, cuándo se dio cuenta y cuándo empezó a practicarlo...

Se detuvo un momento con el miedo de estar siendo demasiado brusca.

-Si no le es indiscreto, claro... -Añadió.

Ante aquella declaración, Boris tuvo una sensación extraña. Era una mezcla de satisfacción por ver a alguien interesado por lo que él solía hacer fuera de sus obligaciones y de decepción porque dicha persona fuese una alumna a la que acababa de conocer y no la gente que le rodeaba y conocía desde hacía incluso años.

Contuvo una mueca amarga y sonrió nuevamente.

-Para nada... Me agrada que te interese. -El lituano tragó saliva antes de volver a retomar la conversación. -No te puedo decir cuando empezó a gustarme porque creo que fue poco a poco. O eso, o se me ha olvidado a estas alturas. Sí que recuerdo que empecé a pintar más constantemente a partir de quinto curso. Antes me limitaba a algo tan sencillo como hacer garabatos en los bordes de los apuntes.

El hombre movía de vez en cuando el pie mientras hablaba, rebuscando en su cabeza fragmentos de su memoria que le indicasen de forma aproximada su trato con la pintura.

-Cuando me gradué aquí fue cuando comencé a hacerme mi colección de libros sobre artes, aunque de vez en cuando sacaba algunos ejemplares de la biblioteca muggle más cercana a mi casa. Recuerdo que me encantaba uno de el Greco y otras obras tenebristas. ¿Sabes cuales son?

-Sí, claro. En uno de mis libros hay varias láminas dedicadas a él. Y hablando de tenebrismo, esa época de Goya también me parece muy intensa... -Se rió la chica. -... sobre todo los grabados...

-¿Los grabados de Goya? -El lituano no necesitó concentrarse demasiado para recordar cuales eran las obras a las que se refería. Imagénes como esa eran algo difícil de olvidar...

-Yo le pondría otros apelativos además de intenso, la verdad... -Espetó Boris con algo de sorpresa. -Pensaba que te gustarian cosas más estéticas, bueno, porque es lo habitual.

-La verdad es que no es eso lo que busco. Ya lo dije antes, y no era una broma.

Sacó una cajita con sus chicles y se la mostró al lituano por si quería coger alguno.

-Hablo del arte que recrea o expresa con total convicción lo que en ese momento desea plasmar el artista. Y más aun cuando se trata de desahogar sentimientos manchados de tragedias personales, ¿sabe? Creo que eso es lo más intenso...

-Sí, la verdad es que razón no te falta. -Respondió el profesor con la mirada distraída, recapacitando en lo que Malina le decía. -Lo cierto es que en la historia del arte las obras más expresivas siempre han sido aquellas que representan sentimientos muy extremistas...

A Boris se le pasó fugazmente la idea de que si sus obras no eran buenas era porque quizás él no tenía nada en su fuero interno que plasmar en ellas.

-Bueno, siempre se ha dicho eso de que "si quieres un hijo un artista, caúsale un trauma". -El profesor de Estudios Muggles se rió con amargura. -Aunque es un método demasiado radical ya que si no sale artista, acaba por salir asesino.

Malina literalmente se dobló de la risa sobre la misa, víctima de un ataque de carcajadas que le estaban provocando un dolor de estómago que le hacía saltársele las lágrimas. Intentaba recuperar la compostura, pero acababa inevitablemente plegada hecha un saco de risa.

-Perdón... -Risas. -Es que no pue... -Risas. -Es que es bue-ní-si-mo... -Más risas. Unos cinco minutos después, aunque con espasmos, pudo recobrar el habla, parcialmente. -Es que eso es muy bueno...

Aquel ataque de risa de su alumna acabó por contagiarlo levemente, dejando escapar breves carcajadas que intentaba controlar con algún que otro carraspeo. Al fin y al cabo, ya le habían reprochado algunas veces que tendía a dejarse llevar demasiado por sus estudiantes y que así no daba el perfil de profesor.

-Perdón, no sabía que te iba a hacer tanta gracia... -Boris se rascó levemente la punta de la nariz. -Puede sonar indiscreto, pero, ¿tú también tienes esas emociones extremistas en tus escritos?

Malina sonrió nerviosamente apretando los labios. ¿Por qué mentirle? Era un buen tío, y parecía muy confiable. Parecía alguien con quien hablar.

-La verdad es que sí. Es mi medio. Mi método. Para relajarme, digo.

El profesor de Estudios Muggles respondió con una especie de sonrisa mezclada con una mueca de impresión.

-Debe ser duro plasmar por escrito tus propias emociones. Es cierto que lo hacemos todos los días sin darnos cuenta, ya sabes, en nuestras opiniones o reacciones en nuestra vida, pero hacerlos así siempre me ha parecido algo elogiable... "Y quizás envidiable". -Pensó finalmente el lituano.

-Sin embargo, siempre es mejor desahogar los malestares en algo inanimado como un papel que sobre las personas de tu alrededor. Eso solo genera más dolor. -El hombre la miró un momento a la cara de nuevo. No sabía si eran cosas suyas o la expresión de Malina parecía haber cambiado levemente. "Algo" en su expresión parecía diferente pero era incapaz de captar el qué.

-Espero que la escuela no sea una fuente de esas frustraciones.

-La escuela muchas veces no me ayuda, la verdad. -Reconoció la chica con la mirada turbia a través de las gafas. -En las escuelas hay mucha gente que es mejor evitar y de la que no se puede huir. Básicamente.

Carraspeó. Lo miró. Decidió seguir.

-Ser alguien a quien le apasiona lo muggle y lo no mágico en un sitio como este es poco más que una maldición. Tienes que esconderte, fingir, disimular y que aun así te pillen. Es realmente agotador... Aguantar burlas justificadas. Acoso justificado. Insultos justificados. Persecuciones justificadas... A veces cuesta mucho.

El profesor de Estudios Muggles la miró con intensidad.

-Bueno, se supone que los profesores estamos para evitar ese tipo de enfrentamientos, y aunque sé que lo más probable es que no me vayas a hacer caso... porque, aunque algunos lo dudeis, yo también fui estudiante... pues si tienes algún problema grave, siempre puedes hablarlo conmigo si te es más cómodo que con la subdirectora.

Porque, evidentemente, él no iba a decir en voz alta lo que todos ya sabían. Esos privilegios que tenían los que pertenecían al grupo selecto de aquella mujer anacrónica era un secreto a voces.

Tras voler a la realidad, el profesor miró su reloj de pulsera y se percató de que el tiempo se le había pasado muy deprisa.

-Se me está haciendo tarde y tengo que ir preparando los exámenes para dentro de un par de semanas. Si quieres, te busco un hueco la semana que viene y me enseñas algo de lo que has escrito. Lo siento, Malina. - Ups, se dijo para sus adentros. A él le gustaba ser informal con sus alumnos para acercarse a ellos, pero acababa de dirigirse a ella con mucha confianza cuando la acababa de conocer esa misma tarde.

Pero a lo hecho, pecho.

-¿Te importa que te llame Malina?

Malina esbozó una amplia sonrisa de complicidad que la hizo ver por primera vez para el profesor como la chica de catorce años que era en realidad. Boris le devolvió la sonrisa.

El haber oído su nombre de pila en labios de Boris, con el que había hecho muy buenas migas le resultó en parte reconfortante, pero por otra parte se sintió incomodada.

''Al final la educación sólo resulta ser un lavado de cerebro. Gracias, papá, mamá.'' Ironizó la chica para sus adentros.

-Sin problemas, siempre y cuando me dejes tutearte a ti también.- Se atrevió a proponer.

-Sin problemas pues... -Rió Boris. -De hecho me es más cómodo así.

Malina iba a despedirse del lituano cuando reparó en algunas láminas pintadas que sobresalían de entre los libros. De alguna manera su joven profesor le había demostrado no ser alguien del montón, después de todo...

-Me ha gustado mucho haber contigo... Me encantaría quedar otra vez y que me mostrases lo que has hecho con tus inquietudes artísticas, ¿qué te parece?

Ahora era él el que había sido pillado por sorpresa. Parpadeó un par de veces antes de responder, como si aquel gesto fuese a ayudarle a asimilar las palabras de su acompañante.

-C-claro, si te interesa no tengo ningún problema. -Boris se levantó de su improvisado asiento, cogió su libro y el que aquella estudiante acababa de prestarle y se acercó a la salida del aula, parándose junto al úmbral.

-¿Vamos? Tengo que pasar por la Sala de Profesores. Si te pilla de camino, podemos ir juntos y así fijamos la cita para que ninguno se escaqué.

-Me pilla de camino. -Sentenció la chica con una sonrisa en sus labios.

Salió junto a Boris y, antes de separarse quedaron en verse de nuevo el próximo viernes. Malina se sentía muy satisfecha con todo lo hablado, y ante la expectativa de volver a ver a ese profesor tan agradable, guapetón y que tan buen rollo le daba.

"Boris Januitis definitivamente no es alguien del montón. No sé si pensará lo mismo que yo, pero de momento me voy a centrar en nuestras futuras citas..."

Rebuscó en sus cosas. Rozó con los dedos un cigarro. Pensó en desviarse a fumárselo con calma antes de ir a la biblioteca y se perdió entre los pasillos...