Merrier the more!

-Mira qué bien. Si os va la marcha podremos tener un encontronazo a nivel musical, ¿no os parece? -El Celador se rió y acto seguido se puso en pie, sin previo aviso, pero a su ritmo, sin borrar la sonrisa de su rostro, aunque con la mirada repentinamente afilada, como la de un animal de caza. No era una mirada intimidante, sino más bien como la de un lobo cuando oye la llamada de otro de su especie.

Se recolocó el abrigo abierto por el que enseñaba su pecho velludo y sacudió su melena ondulada. Se inclinó para darles la mano a ambas nuevas adquisiciones del centro.

-Chavales, tengo que ir yendo que el deber me está llamando. Siento mucho haber estado tan poco, me habría gustado un montón pasarme aquí más, peeeeeeero un celador tiene que estar atento a muchas más cosas de la que parece.

Dicho esto, él mismo se fue hacia la puerta, haciendo un gesto con la mano para indicarle a Eugen que no hacía falta que se molestara, que podía salir por su cuenta.

-Os dejo como regalo la cerveza y las jarras. ¡A vuestra salud!

La puerta se cerró con un golpecito seco. Fuera se escuchaban pasos veloces correr a través de la hojarasca...

-¡Gra-gracias!-Pero para cuando murmuró su respuesta ya era demasiado tarde para que el Celador lo escuchase.  De todas maneras lo había dicho sin alzar demasiado la voz y estando aún en la cabaña no le habría escuchado.

Letze aún perplejo por la velocidad a la que partió su nuevo amigo se dejó llevar por el ritmo de los acontecimientos, en silencio, mientras se frotaba la palma de la mano que le estrechó al Celador con la otra.  Resultaba agradable sentirse entre personas con esa “chispa” y ese carisma que te hagan sonreír desde lo hondo.  Aunque no pudiese disfrutar de su amada guitarra al menos tendría algo con lo que fantasear; habría reencuentro, luego otra charla animada y quizás luego algo como un concierto y…

-Eh, ¿Edelmut?

De vuelta a la realidad.

-¿Hmm? Eh… Yo…- ¿Había llegado la hora en la que él también debería escapar de su acompañante o sería de mala educación dejarle a solas de repente?

“¿Me voy? ¿O me quedo? ¿Y si se piensa que me aproveché? Quizás cree que sólo le quería para la cuerda… ¿Me sigue mirando?” Alzó la vista para confirmar “Me sigue mirando. Uhm. Mierda.”

-Perdona, ¿quieres que me vaya?

El Celador se fue con la misma velocidad con la que entro, tanta que Eugen aún seguía en pie con la cajita en las manos. Y ahí se había quedado a solas con el otro profesor que parecía estar en una incomodidad constante si no por una cosa por otra o vete a saber...

-Mmm, bueno... -dejó la cajita en su sitio y cerró el cajón con golpe pesado. Se dirigió de nuevo al profe mientras se rascaba la barba rala, bastante cortado-. Puedes hacer lo que quieras, no estaba muy ocupado si te soy sincero...

Qué decir que tanto quejarse de que el tipo este era rarillo y el se iba a poner igual de tonto. Y la verdad sea dicha, después de tanta compañía, toda la que no había tenido mucho tiempo, no tenía ganas de volver a quedarse solo, a sacarse los mocos.

-...¿Y vas a dejarte eso a medias?

-¿Hm?

Miró hacia donde apuntaba Eugen y vio que se refería a su jarra de cerveza, que aún sostenía.  No estaba ni por la mitad.  Cierto era que él tampoco quería que acabase así.  ¿Por qué debía irse? ¿Acaso no quería seguir hablando con este hombre para llegar a conocerle mejor?  Además el Celador dijo que mejor que se llevasen bien… Esta oportunidad había que aprovecharla.

-Ah… Uh…No, supongo que no…

El profesor de astronomía le dedicó su mejor sonrisa.  Eugen, que parecía alegrado con la decisión que había tomado el profesor de astronomía, se unió a él.  Volvió a echar un vistazo a su inacabada jarra y bebió de ella, confirmando que les esperaba una buena parte de la tarde aún juntos de cháchara.

-Bueno…-Comenzó- Y ¿c-cómo es que tocas la guitarra…?