Prender una vela

Tristan levantó la cabeza para mirar a Heller.

- N-No te d-disculpes, n-no es culpa t-tuya... - farfulló el pelirrojo. - N-No p-pasa nada, d-de verdad...

Era la primera vez en cinco años que sus compañeros de cuarto se preocupaban mínimamente por no herir sus sentimientos. Primero Stephan y ahora Heller. Ambos recién llegados.

- N-No debería haber e-empezado a-a decir e-esas c-cosas...

Esos dos chicos nuevos se habían parado a escucharlo. A él, a Rosenbauer, el inútil de quinto.
Hubiera querido expresar ese sentimiento con palabras, pero se quedó en silencio sin saber qué más decir.

-No te preocupes, a todos nos pasa -sonrió incómodo. Aunque fuese insegura, era una sonrisa sincera, distinta a la que empleaba habitualmente.

"Tienes suerte de no haberme escuchado a mí."

Aún sentía el peso de la impotencia sobre los hombros pero había algo que lo hacía más ameno. Quizás el hecho de de haber indagado más en un compañero sin la necesidad de guardar las formas. Aunque hubiese sido de esa forma tan comprometida.

Recogió el libro que anteriormente había lanzado por ahí y le echó ojo. Hizo una mueca.

-Oye, Tr-... Digo, Rosenbauer, ¿te importa si voy un momento a la biblioteca? No sé qué hago leyendo este bodrio...

- Oh, s-sí, claro...

No tenía ni idea de lo que había estado leyendo Kreiss antes, ya que él había estado concentrado en sus deberes. Se había olvidado por completo de ellos hasta ese momento. Se encogió ante la perspectiva de tener que pasarse el resto de la tarde intentando terminarlos.
Su mirado se desvió hacia sus libros y pergaminos.

- Ehm... K-Kreiss...

El rubio estaba a punto de salir, pero se detuvo cuando le llamó.

- ¿Sí?

- S-Si quieres t-te p-puedo prestar u-uno... A-Aunque son d-de Herbología c-casi t-todos...

-Bueno... -meditó. Herbología era sin duda una de las asignaturas con las que más apurado se encontraba. Se encogió de hombros-. Supongo que no me vendría mal algo de refuerzo... ¿Qué tienes?

Heller se acercó a Tristan con interés y con una inusual naturalidad se sentó a su lado, esperando ver qué le podía ofrecer su compañero.

Pero justo, justo en ese momento el miembro restante de la caballería llegó por la puerta de vuelta al hogar...

Hago lo que hago